jueves, 20 de diciembre de 2018

CIELITO DE BUENOS AIRES PARA EL NIÑO-DIOS - AUTOR EMILIO BREDA



El "cielo" o "cielito" es el más antiguo
de los bailes criollos de conjunto. Los primeros "cielitos" fueron cantados; eran la expresión colectiva, el lenguaje de los hombres libres que inauguraron en la patria una nueva época. Se bailó primero en los grandes salones virreinales, pasando luego a los suburbios y a la campaña colonial. Su letra era la misma que circulaba en las reuniones de los fogones, campamentos y pulperías, vibrando en ella la cálida atmósfera de carácter popular.
Con espíritu de alegría grupal, Emilio Breda compone este "villancico", muy encarnado en la realidad de Buenos Aires: se citan calles, instrumentos musicales, edificios típicos, y hasta el temido esmog de la contaminación. Se convoca a todos a un lugar muy preciso, el patio de geranios, o malvones, de un viejo conventillo donde espera risueño el Dios-Pibe (Dios-Niño).
Los dos versos finales son definitivos: se invita a la población a la solidaridad, que debería presidir la vida de cada ciudadano, del grupo social, de la gran ciudad... Se nos brinda en estas fiestas la oportunidad de acoger en el belén del alma la presencia del Redentor que se nos acerca "con el amor en sus manos" (menos hablar de amor y más practicarlo).



CIELITO DE BUENOS AIRES
PARA EL NIÑO-DIOS
Pregone toda la gente
que ha nacido hoy en el barrio
nuestro Salvador, el Cristo,
que Gabriel había anunciado.
Ay, cielo, cielito, cielo,
cielito de Buenos Aires,
cielo con humo y hollín
que suspira por el ángel.
Encendamos de alegría
cada uno el corazón.
Que Dios está con nosotros,
que ha venido nuestro Dios.
Cielito, cielo que sí,
con tangos y con milongas,
que el Niño-Dios ha nacido
para vencer a las sombras.
Vayamos todos cantando
por las calles de San Telmo.
Que nadie quede en su casa.
Que todos vengan a verlo.
Cielito, cielo que sí,
cielito del corazón,
cielito de las guitarras,
cielito del bandoneón.
En el patio de malvones,
en un viejo conventillo,
con María y con José
nos sonríe el Dios-Pibito.
Ay, cielo, cielito, cielo,
cielito de Navidad,
cielito de los porteños,
cielito de mi ciudad.
María lava pañales,
José lo hamaca a Jesús,
mientras El mira en el cielo
los luceros de una cruz.
Cielito, cielo cantemos
por el Centro y por los barrios:
Ha nacido el Redentor
con el amor en sus manos.