viernes, 31 de diciembre de 2010

CERRANDO CÍRCULOS Paulo Coelho










 CERRANDO CÍRCULOS 

Paulo Coelho 

Siempre es preciso saber
cuándo se acaba una
etapa de la vida.
Si insistes en permanecer en ella,
más allá del tiempo necesario,
pierdes la alegría y
el sentido del resto.
Cerrando círculos,
o cerrando puertas,
o cerrando capítulos.
Como quiera llamarlo,
lo importante es poder cerrarlos,
dejar ir momentos de la vida que
se van clausurando.
¿Terminó con su trabajo?
¿Se acabó la relación?
¿Ya no vive más en esa casa?
¿Debe irse de viaje?
¿La amistad se acabó?
Puede pasarse mucho tiempo
de su presente "revolcándose"
en los porqué, en devolver el casete
y tratar de entender
por qué sucedió
tal o cual hecho.
El desgaste va a ser infinito
porque en la vida,
usted, yo, su amigo, sus hijos,
sus hermanas,
todos y todas estamos abocados
a ir cerrando capítulos, a pasar la hoja,
a terminar con etapas
o con momentos de la vida
y seguir adelante.
No podemos estar en el presente
añorando el pasado.
Ni siquiera preguntándonos por qué.
Lo que sucedió, sucedió y hay que soltar,
hay que desprenderse.
No podemos ser niños
eternos, ni adolescentes tardíos,
ni empleados
de empresas inexistentes,
ni tener vínculos
con quien no quiere
estar vinculado a nosotros.
No. ¡Los hechos pasan y
hay que dejarlos ir!
Por eso a veces es tan
importante destruir
recuerdos, regalar presentes,
cambiar de casa,
romper papeles, tirar documentos,
vender o regalar libros.
Los cambios externos
pueden simbolizar
procesos interiores de superación.
Dejar ir, soltar, desprenderse.
En la vida nadie juega
con las cartas marcadas
y hay que aprender a perder y a ganar.
Hay que dejar ir, hay que pasar la hoja,
hay que vivir sólo lo que
tenemos en el presente.
El pasado ya pasó.
No esperen que le devuelvan,
no espere que le reconozcan,
no espere que alguna vez se den
cuenta de quién es usted.
Suelte el resentimiento,
el prender "su televisor personal"
para darle y darle al asunto, lo único
que consigue es dañarlo mentalmente,
envenenarlo, amargarlo.
La vida está para adelante,
nunca para atrás. Porque si usted anda
por la vida dejando "puertas abiertas",
por si acaso, nunca podrá desprenderse
ni vivir lo de hoy con satisfacción.
Noviazgos o amistades que no clausuran,
posibilidades de "regresar" (a qué?),
necesidad de aclaraciones,
palabras que no se dijeron,
silencios que lo invadieron ...
¡Si puede enfrentarlos ya y ahora,
hágalo! Si no, déjelo ir, cierre capítulos.
Dígase a usted mismo que no,
que no vuelve.
Pero no por orgullo ni soberbia,
sino porque usted ya no encaja allí,
en ese lugar,
en ese corazón, en esa habitación,
en esa casa,
en ese escritorio, en ese oficio.
Usted ya no es el mismo que se fue,
hace dos días, hace tres meses,
hace un año,
por lo tanto, no hay nada a qué volver.
Cierre la puerta, pase la hoja,
cierre el círculo.
Ni usted será el mismo,
ni el entorno al que regresa
será igual, porque en la vida
nada se queda quieto,
nada es estático.
Es salud mental, amor por usted mismo
desprender lo que ya no está en su vida.
Recuerde que nada
ni nadie es indispensable.
Ni una persona, ni un lugar,
ni un trabajo,
nada es vital para vivir porque cuando
usted vino a este mundo
'llegó' sin ese adhesivo,
por lo tanto es "costumbre"
vivir pegado a él
y es un trabajo personal
aprender a vivir sin él,
sin el adhesivo humano o físico
que hoy le duele dejar ir.
Es un proceso de aprender a
desprenderse y, humanamente,
se puede lograr porque,
le repito, nada ni nadie nos
es indispensable.
Sólo es costumbre, apego, necesidad.
Pero... cierre, clausure,
limpie, tire, oxigene, despréndase,
sacuda, suelte.
Hay tantas palabras para significar
salud mental
y cualquiera que sea la que escoja,
le ayudará definitivamente a seguir
para adelante con tranquilidad.
¡Esa es la vida!

FELIZ AÑO 2011 !!!!!!!

 Este texto lo copié tal cual estaba de un mail que me envió
mi querida amiga:
Paty de Mexico D. F, Gracias amiga

domingo, 12 de diciembre de 2010

CARTA A PAPÁ NOEL

http://www.treyma.com/WebRoot/StoreES2/Shops/ea9515/MediaGallery/carta_papa_noel.gif
Querido Papá Noel:

Te escribo esta carta con un lápiz rojo de mi hijo, en el dorso de un recibo, sentada al lado de la lavadora entre un lavado y otro, y quien sabe cuando volveré a 
tener un poco de tiempo libre en los próximos 18 años. He sido una buena madre durante todo el año. 
He alimentado, lavado y cuidado a mis hijos cada vez que lo han necesitado. He visitado al pediatra muchas más veces de lo que he visitado a mi propio médico. He vendido sesenta y dos rifas de futbol de mi hijo…..
Pensaba que quizás, visto que no te he pedido nunca nada, esta Navidad podrías traerme algunas cositas. Aquí tienes mis deseos:
Me gustarían una barriga plana , de esas de las artistas de hollywood, unos brazos que no dolieran y fueran lo suficientemente fuertes como para apartar a mi hijo del estante de las golosinas, mientras hace una rabieta en medio del supermercado. 
También quisiera una cintura, ya que en algún lado perdí la que tenía, hacia el séptimo mes de mi último embarazo.
También me gustarían unas ventanas resistentes a las huellas, una emisora de radio que sólo ponga noticias para adultos, y saber qué pasa en el mundo, así como, una televisión que no contenga solo programas de animales que hablan, y un rinconcito secreto detrás de la nevera donde poderme esconder para hablar por teléfono. 
En el aspecto práctico, quisiera una muñeca que hable y diga, “Sí, Mamá” para ayudarme en mi autoestima como madre, junto con dos niños que no peleen, y tres pares de vaqueros que se abrochen sin necesidad de tanta fuerza. 
También me gustaría una voz nueva, ya que mi voz parece estar fuera del alcance auditivo de mis hijos y puede ser escuchada solo por los
peces y los vecinos.
Sería maravilloso si hicieras que mis hijos ayudaran en casa sin necesidad de pedir dinero a cambio. 
Si fuera tarde para encontrar todo esto, quisiera al menos el tiempo suficiente para cepillarme los dientes y peinarme decentemente, (todo en la misma mañana), o el lujo de sentarme y comer la comida caliente, no a temperatura ambiente, sin que tenga que comerla antes o despues de que mi familia cene. 
Me gustaría experimentar, qué se siente durmiendo una noche entera 
de un tirón, sin interrupciones de ninguna clase….
Bueno, Papá Noel, la alarma de la secadora me indica que ha terminado su ciclo y mi hijo se ha dado cuenta que estoy aquí encerrada. Creo que quiere que le devuelva su lápiz. Que tengas un buen viaje y recuerda sacarte tus húmedas botas antes de entrar. 
Puedes comerte las galletas que te dejamos en la mesa, pero cuidado con echar migas a la alfombra.
Con cariño….. MAMA!!
P
.D: Ah!… otra cosa, puedes anular todos mis deseos con tal de que hagas que mis hijos crezcan felices, sanos y se conviertan en personas de bien.
Desconosco el autor - ( El texto es de un mail que recibí de un amigo)