martes, 26 de mayo de 2015

Casi nada, o todo - Ángeles Caso


Palabras de Angeles Caso extraídas de un artículo de: La Vanguardia.com

Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno.

Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera.

Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan.

Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche.

Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante.

A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas.

A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.

Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama.

El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche.

El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.

También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar.

Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno.

Un instante de belleza a diario.

Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado.

No estar jamás de vuelta de nada.

Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería.

No convertirme nunca, nunca, en una persona amargada, pase lo que pase.

Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí.

Sólo quiero eso.
Casi nada. O todo.



miércoles, 20 de mayo de 2015

AFINIDAD - POEMA



Afinidad es uno de los pocos sentimientos que resisten al tiempo y más allá de él. La afinidad no es el más brillante, pero sí el más sutil, delicado y penetrante de los sentimientos.
 Es también el más independiente. No importa el tiempo, la ausencia, las postergaciones, las distancias, las imposibilidades. Cuando hay afinidad, cualquier reencuentro retoma la relación, el diálogo,
 la conversación, el afecto, en el punto exacto en que fue interrumpido. 

Tener afinidad es muy raro. Pero, cuando existe, no hacen falta los códigos verbales para que se manifieste. Existía antes del conocimiento, irradia durante y permanece después que las personas dejaron de estar juntas.

Afinidad es permanecer pensando igual respecto de los mismos hechos que impresionan, conmueven o tocan. Es seguir conversando sin cambiar palabras. Es recibir lo que viene del otro con aceptación anterior al entendimiento.
Afinidad es sentir con. No es sentir contra, ni sentir para, ni sentir por, ni sentir por lo...

Sentir con... es no tener necesidad de explicar lo que uno está sintiendo.
 Es mirar y percibir. Es más callar que hablar, o, cuando es hablar,
 jamás explicar : apenas afirmar. 
Afinidad es tener las mismas pérdidas e iguales esperanzas. Es conversar en el silencio, sea en las posibilidades ejercidas o en las vividas.
Afinidad es retomar la relación en el punto que paró sin lamentar el tiempo de separación. Porque tiempo y separación jamás existieron. Fueron apenas oportunidades dadas (quitadas) por la vida.

Arturo de la Távola

miércoles, 6 de mayo de 2015

Las cuatro funciones básicas: Rosina Guerrero de Alvarado

Las cuatro funciones básicas

Suma: 

Cada noche de amor de que has gozado.
Los oros de la tarde en agonía.
La ardiente languidez del mediodía.
Añade los recuerdos más dichosos
disfrutados al lado de tus hijos.
Los incitantes de paz que has disfrutado.
Un "gracias"... que has sentido muy sincero.
El afecto de un amigo verdadero
y los amaneceres venturosos...

Resta:

Las noches de amor que no han llegado.
La tarde aquella en que tu amor moría.
La traición que conociste un mediodía.
Quita todos los instantes tormentos
y decepciones al crecer los hijos.
Las horas de tristeza que has pasado.
La ingratitud de quien no fue sincero.
Las ofensas de una amigo traicionero
y los amaneceres nebulosos.

Divide:

Entre alguien cuando sufre, tu sonrisa
y haz su dolor y su pesar más leve.
La última moneda que te queda
entre el pobre, el anciano abandonado
y el que está en una cama aprisionado.
Parte tu corazón y tu cariño
con quien será en la vida siempre niño.
Divide tu tormento de alegría
y de felicidad aunque sea breve...

Multiplica:

Tu fe con oraciones
y todos tus esfuerzos por ser bueno.
Multiplica tus obras, tus acciones.
Multiplica tu afán por darte plenos.
Feliz aquel que en su existir aplica
las cuatro operaciones principales.
De lo que bueno recibió a raudales
resiste amargura, decepción y males
y si del saldo divide los caudales,
verá que el que divide multiplica...

  Autora:  Rosina Guerrero de Alvarado