lunes, 23 de enero de 2012

LA RESPUESTA ESTÁ EN EL VIENTO - BOB DYLAN


Blowing in the wind
(La respuesta está en el viento) de Bob Dylan, autor, poeta y cantante que por más de 5 décadas ha sido un ícono en la música contemporánea, escribió esta canción en los años 60 convirtiéndose en un himno antibélico, y que otros artistas y el mismo han cantado en varios escenarios para diferentes causas, por ejemplo en apoyo a Bangladesh en 1971. Aquí la bella letra traducida al Español.

“La respuesta está en el viento”

¿Cuántos caminos debe recorrer un hombre
antes de que le consideréis un hombre?
Sí, ¿cuántos mares debe surcar una paloma blanca
antes de que ella duerma sobre la arena?
Sí, ¿cuántas veces deben las balas del cañón volar
antes de que sean prohibidas para siempre?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento,
la respuesta está flotando en el viento.
¿Cuántas veces debe un hombre alzar la vista
antes de que pueda ver el cielo?
Si, ¿cuántas orejas debe tener un hombre
antes de que pueda oír gritar a la gente?
Sí, ¿cuántas muertes serán necesarias hasta que él comprenda
que ya ha muerto demasiada gente?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento,
la respuesta está flotando en el viento.
¿Cuántos años puede una montaña existir
antes de que sea arrastrada al mar?
Si, ¿y cuántos años pueden algunas personas existir
antes de que se les permita ser libres?
Sí, ¿y cuantas veces puede un hombre volver su cabeza,
fingiendo simplemente que no ve?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento,
la respuesta está flotando en el viento.

Bob Dylan

jueves, 5 de enero de 2012

¿Qué decimos al desearnos felicidad?


¿Qué decimos al desearnos felicidad?

por Sergio Sinay

Va a ser una de las palabras que más diremos y que más escucharemos en los próximos días. Acaso encarna la mayor aspiración humana. Felicidad. Felices fiestas. Feliz Año Nuevo. Felicidades. En esta época del año la palabra se cuela en cada frase. ¿Qué deseamos, qué nos desean cuando la invocamos? ¿Qué es la felicidad, en definitiva? En el origen de la palabra, encontraremos el término griego eudalmonía que, aproximadamente, significa “ser bendecido por un buen hado”. Según Aristóteles, se trata del bien supremo al que aspiran todas las acciones humanas.

Y, sin embargo, ¿qué es la felicidad para cada uno de nosotros en particular? Probablemente no habrá dos respuestas similares, porque no existen dos personas iguales. ¿Cómo alcanzar, entonces, la felicidad? ¿Cómo llegar a ella? Creo que cuando nos planteamos estas preguntas, las respuestas se nos escapan como arena entre los dedos. Porque, en mi opinión, la felicidad no es algo que se alcanza ni un lugar al que se llega. El escritor alemán Herman Hesse (autor de Siddartha y El lobo estepario) decía que “es un cómo y no un qué, no es un objeto”. De acuerdo con esto, podríamos ver a la felicidad como una forma de viajar, no como un destino.
¿De qué esta hecho ese viaje? De nuestras acciones diarias, de nuestros vínculos, de nuestras actitudes. Creo que antes que buscar la felicidad, hay una prioridad. Se trata de encontrar un sentido a nuestra vida personal, singular, única. Un sentido trascendente. Trascender es ir más allá de uno mismo, alcanzar a otro, a otros, a través de lazos de amor, de empatía, de colaboración, de fecundidad, de comprensión, de aceptación. Eso nos hace humanos, esa es la gran diferencia entre nosotros y otras especies.
Trascendemos, entendiéndolo de este modo, en la relación amorosa nuestros hijos, con los seres que amamos, con la apertura hacia aquellos con quienes nos vinculamos de diversas maneras, en una obra de arte, en el modo de encarar nuestro trabajo, en la forma en que nos integramos en los círculos y en la comunidad que integramos, en el alimento que elaboramos y ofrecemos, en las palabras conque nos acercamos al semejante. No hay recetas. Cada ser es único y encontrará un modo único de ir más allá de sí para trascender en los otros. Cuando entendemos en qué consiste la trascendencia (no se trata, queda dicho de hacer grandes obras, de convertirse en prócer, de alcanzar celebridad), todos los actos y gestos de nuestra vida, aún los más pequeños, tienen sentido.
Con el sentido se hará presente la felicidad. No será el resultado de una búsqueda, sino la consecuencia de un modo de vivir y de vincularse. La búsqueda obsesiva de la felicidad suele llevar a penosos malos entendidos. Así confundimos satisfacción con felicidad. La satisfacción es epidérmica, no trasciende. Tampoco el placer entendido como fin es felicidad. Cuando buscamos la felicidad como un cazador que persigue una presa, solemos volver con las manos vacías. Tampoco se trata de una meseta en la que nos instalaremos para siempre.
Estas confusiones nos hacen creer que la felicidad anida en un auto, un viaje, una silueta perfecta, una abultada cuenta bancaria, una operación que promete hacernos más jóvenes, una casa imponente, el artefacto de última generación, en una relación o en una persona. El maestro espiritual indio Krishnamurti decía: “Cuando buscamos la felicidad por medio de algo, ese algo se vuelve más importante que la felicidad misma. Cuando la felicidad es buscada a través de un medio, ese medio destruye el fin”.
En esos casos sobreviene una angustia, un vacío inexplicable. ¿Si lo tengo todo por qué no soy feliz? Porque la felicidad no anida en el tener. Es una sensación, es la consecuencia de una actitud ante la vida, no se puede capturar como una mariposa de colección. Es el resultado de nuestros actos, somos responsables de ella. Sería hermoso que al desearnos felicidad, en estos próximos días, nos estemos deseando una vida trascendente, una vida ligada al semejante, una vida con sentido.

Fuente:www.sergiosinay.com



lunes, 2 de enero de 2012

ANTIGUAS BENDICIONES IRLANDESAS PARA COMENZAR EL AÑO 2012 CON ESPERANZA, FÉ Y OPTIMISMO


Bendiciones Irlandesas

Que el camino salga a tu encuentro
Que el viento siempre esté detrás de ti
Y la lluvia caiga suave sobre tus campos.
Y hasta que nos volvamos a encontrar,
Que Dios te sostenga con el puño de Su mano.
Que vivas por el tiempo que tú quieras,
Y que nunca quieras vivir tanto como vives.
Recuerda siempre olvidar
Las cosas que te entristecieron.
Pero nunca te olvides de recordar
Las cosas que te alegraron.
Recuerda siempre olvidar
A los amigos que resultaron falsos.
Pero nunca olvides recordar
A aquellos que permanecieron contigo.
Recuerda siempre olvidar
Los problemas que ya pasaron
Pero nunca olvides recordar
Las bendiciones de cada día.
Que el día más triste de tu futuro
No sea peor que el día más feliz de tu pasado.
Que nunca se te venga el techo encima
Y que los amigos reunidos debajo de él, nunca se vayan.
Que siempre tengas palabras cálidas en un frío anochecer,
Una luna llena en una noche oscura,
Y que el camino siempre se abra a tu puerta.
Que haya una generación de hijos
En los hijos de tus hijos.
Que vivas cien años,
Con un año extra para arrepentirte!
Que el Señor te guarde en Su mano
Y nunca apriete mucho tu puño.
Que tus vecinos te respeten,
Los problemas te abandonen,
Los ángeles te protejan,
Y que el cielo te acoja,
Que la fortuna de las colinas Irlandesas te abracen.
Que las Bendiciones de San Patricio te contemplen.
Que tus bolsillos estén pesados
Y tu corazón ligero,
Que la buena suerte te persiga,
Y cada día y cada noche.
Muros contra el viento,
Y un techo para la lluvia,
Y bebidas junto a la fogata -
Risas para consolarte
Y aquellos a quienes amas cerca de ti,
Y todo lo que tu corazón desee!
Que Dios esté contigo y te bendiga,
Que veas a los hijos de tus hijos,
Que el infortunio sea pobre, rico en bendiciones.
Que no conozcas nada más que la felicidad
Desde este día en adelante.
Que Dios te conceda muchos años de vida,
De seguro Él sabe que la tierra
No tiene suficientes ángeles.