domingo, 29 de mayo de 2011

Entrevista a la Duquesa de Medina Sidonia, autora del libro: "África versus América"

Entrevista a la Duquesa de Medina Sidonia

 
20/07/2001 - Autor: Victor M. Amela - La Vanguardia


La Duquesa de Medina Sidonia
Luisa Isabel Álvarez Duquesa de Medina Sidonia, "La duquesa roja":

"Tengo 64 años. Nací en Estoril (Portugal), en el exilio. Soy novelista e historiadora. Me llaman "la Duquesa Roja". Estoy divorciada. Tengo tres hijos, Leoncio (44), Pilar (43) y Gabriel (42). Vivo con el archivo privado más importante de Europa, el de Medina Sidonia, aquí en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). En política, ética. Ojalá exista Dios."

-Precioso palacio!
-Aquí, en el palacio de Medina Sidonia, ha vivido mi familia desde siempre. Y aquí se ha ido formando el archivo. ¿Quiere verlo?
-Me encantará.
-¿Lo ve? Todo clasificado, ordenado... Esto es un lujo: si me apetece estudiar un documento del siglo XV hasta las tantas de la madrugada, nada me lo impide. ¡Así deberíamos poder estudiar todos los archivos!
-¡Qué maravilla! ¿Qué documento es el más antiguo aquí?
-Uno de 1128: una concesión del rey Alfonso a Santa María de Carracedo.
-¿Desde cuándo está todo esto aquí?
-La casa es del siglo XII y mi antepasado Guzmán el Bueno se instaló aquí en 1297.
-¿El que dio el puñal a los moros para que mataran a su hijo antes que rendir la plaza?
-Es mi antepasado directo y eso pasó aquí. Era musulmán convertido al cristianismo.
-¿De verdad? No sabía eso...
-¡Porque su biografía fue maquillada luego por la familia! Pero hay un documento de 1288 que nos dice que nació "allen mar".
-O sea, en África.
-No: en América.
-No. ¿Cómo iba a nacer en América en el siglo XIII? ¡Colón no llegó allí hasta el XV!
-Porque había navegación y comercio con América desde mucho antes de Colón.
-Perdone, pero está desconcertándome...
-Es que ha habido una confusión histórica. Había viajes a América desde los fenicios: los relatos que tomamos por viajes a África ¡eran, en realidad, viajes a América!
-Ahora sí que no entiendo nada...
-Desde siempre se ha ido a buscar oro a las costas americanas. Es grotesco creer que todo el oro consumido en Europa y Oriente Medio antes de 1492 procedía de África.
-Sin pruebas, todo esto es sólo una novela.
-Verá: en 1430 hay un pleito entre España y Portugal por las tierras donde está "la Mina de Oro", y en el documento de repartición del Papa Martín V se habla de Cipango (¡o sea, México!), las Canarias (¡las Antillas!)...
-No me líe, ¡no me líe!
-Le aportaré documentos: Isabel la Católica promueve guerra contra los portugueses para "rescatar oro, esclavos y manegueta en las partes de África y Guinea", en 1475. ¡Y la "manegueta" es guindilla, una planta americana! ¿Lo ve? Aquí ya había llegado la guindilla antes de Colón: ¡"las partes de África y Guinea" son, de hecho, América!
-Los historiadores se le echarán encima...
-No: ni me escuchan. No quieren saber nada. Explico todo esto en mi libro "África versus América", y nadie ha hecho ni una reseña. ¡Y aporto documentos de este archivo de Medina Sidonia, y también de otros!
-Yo la escucho: a ver, más documentos.
-El maíz es de origen americano, ¿no? Pues un documento de Alonso de Palencia dice que se cultivaba en Granada ¡en 1456!
-Más, más.
-De aquí, de Sanlúcar de Barrameda, salió en 1478 una armada de 35 carabelas, organizada por Isabel la Católica: cuatro carabelas de la corona y, el resto, de particulares. Iban a "Guinea y a la Mina de Oro".
-Según usted, a América, ¿no?
-Sí. Lea los documentos: al llegar al "río de los esclavos" se ordenó que pasasen primero las carabelas reales y, después, las particulares. Era, pues, un río grande. ¡En las costas de África no hay ríos así, con tan grandes desembocaduras, desde hace miles de años!
-¿Qué río sería ése, entonces?
-La desembocadura del actual río Marañón, en lo que hoy llamamos Brasil.
-Duquesa, cuesta creer todo esto...
-Pérez del Pulgar dice (antes de 1492) que se llegaba a "la Mina" en 60 días: ¡es lo que tardarían las flotas del siglo XVI en llegar al río Orinoco! Ahí estaba la Mina de Oro.
-Si fuera así, ¿cómo encaja aquí la historia del "descubrimiento" de Colón en 1492?
-Esa Armada que le digo fue derrotada por Portugal, y se firmó la paz de Alcaçobas en 1479: Castilla se quedaba sin la Mina de Oro. Rabiosa con ese reparto, Isabel la Católica planeó "descubrir" más tierras por allí.
-¿Cómo lo sabe?
-Una carta de la reina Isabel del 30 de abril de 1492 ordena a vecinos de Palos que se pongan a las órdenes de Colón, que les pagará "lo habitual" (!) por un viaje de seis meses, ida y vuelta: ¡y acertó, con un error de 15 días! Y ordena no acercarse a "la Mina", para evitar conflictos con Portugal. ¡Está claro!
-Y a Colón, ¿qué papel le adjudica usted?
-Era un navegante genovés, leidillo..., que sirvió a la reina en esa expedición de 1492.
-¿Y por qué la reina esperó desde la paz de 1479 hasta 1492 para ese "descubrimiento"?
-Porque esperó a que su amigo el cardenal Rodrigo Borja -el que la casó con Fernando- fuera Papa: Alejandro VI. ¡Ella sabía que él la apoyaría en el nuevo reparto de tierras!
-¡Esto parece una intriga de James Bond!
-Fue una gran operación política.
-Pero deberían haber quedado más testimonios de esos presuntos viajes precolombinos.
-No, porque el emperador Carlos V, en 1536, ¡ordenó destruir todos los mapas, croquis y cartas de marear, públicas y privadas! ¿La excusa?: actualizar todas las topografías.
-Ahora esto parece "El nombre de la rosa".
-¡Pero es historia! Un mapa se salvó: el de Juan de la Cosa, del año 1500, y en él vea los perfiles del golfo de México y la Florida, ¡costas oficialmente no "descubiertas" en 1500!
-No sé si me explica historia o una fábula fantástica..., pero gracias por el buen rato.
-Pues esto le gustará: se ha descubierto en Patagonia un cementerio templario. Los templarios - "los caballeros de ultramar"- llegaron a América dos siglos antes que Colón.

Fuente: http://hemeroteca.lavanguardia.com 

(Este artículo me lo envió mi amigo de México, Josúe en un mail a mi correo y yo busqué el origen, y vi que a su autor ya lo conosco por otra de sus famosas entrevistas:
Moussa Ag. Assarid - "En el desierto no hay atascos"  

sábado, 14 de mayo de 2011

LAS MUJERES BELLAS SEGÚN VARGAS LLOSA


TODAS LAS FLORES DEL DESIERTO, ESTÁN CERCA DE LA LUZ

Todas las mujeres bellas son las que yo he visto, las que andan por la calle con abrigos largos y minifaldas, las que huelen a limpio y sonríen cuando las miran.

Sin medidas perfectas, sin tacones de vértigo. Las mujeres más bellas esperan el autobús de mi barrio, o se compran bolsos en tiendas de saldo. Se pintan los ojos como les gusta y los labios de carmín de chino.

Las flores del desierto son las mujeres que tienen sonrisas en los ojos, que te acarician las manos cuando estas triste, que pierden las llaves al fondo del abrigo, las que cenan pizza en grupos de amigos y lloran solo con unos pocos, las que se lavan el pelo y lo secan al viento. Las bellezas reales son las que toman cerveza y no miden cuantas patatas han comido, las
que se sientan en bancos del parque con bolsas de pipas, las que acarician con ternura a los perros que se acercan a olerlas. Las preciosas damas de chándal de domingo. Las que huelen a mora y a caramelos de regaliz.

Las mujeres hermosas no salen en revistas, las ojean en el médico, y esperan al novio ilusionadas con vestidos de fresas. Y se ríen libres de los chistes de la tele, y se tragan el fútbol a cambio de un beso. Las mujeres normales derrochan belleza, no glamour,desgastan las sonrisas mirando a los ojos, y cruzan las piernas y arquean la espalda. Salen en las fotos rodeadas de gente sin retoques, riéndose a carcajadas, abrazando a los suyos con la felicidad embotellada de los grandes grupos.

Las mujeres normales son las auténticas bellezas, sin gomas ni lápices. Las flores del desierto son las que están a tu lado. Las que te aman y las que amamos. Solo hay que saber mirar mas allá del tipazo, de los ojazos ,de las piernas torneadas, de los pechos de vértigo. Efímeros adornos, vestigios del tiempo, enemigo de la forma y enemigo del alma. Vértigo de
divas, y llanto de princesas.

La verdadera belleza está en las arrugas de la felicidad………… 

    domingo, 8 de mayo de 2011

    ¿CUAL ES EL SENTIDO DE TU VIDA?

    http://api.ning.com/files/YAZVIoKXf4rq7X4LebRO5r7CRgx4YYGb2M3aSdJP3c4DkuzwxJs7I8w*eX6ABKJWvDcptxo4DoE2G3q8pLR83O7*8kE4pziS/Consejo_espiritual_vida_camino.jpg?width=300
    ¿ Cual es el sentido de la vida?
    Por Sergio Sinay
    Los niños que nazcan en estos tiempos pueden aspirar a vivir cien años. Es la conclusión a la que llega, a través de distintas herramientas de investigación, una de las nuevas ramas de la ciencia médica: la Medicina Antienvejecimiento (MA). La MA estudia los factores que contribuyen al envejecimiento o al desgaste prematuro de nuestro organismo, advierte cuáles son evitables y propone cómo hacerlo. Por último, encuentra que se pueden contar en cada uno de nosotros tres edades. La cronológica (número de años vividos), la biológica (estado y desgaste del organismo) y la psicológica (maduración y evolución mental y emocional). No siempre están sincronizadas y muchas veces suelen correr por diferentes rieles. A mediados del siglo diecinueve, el promedio de vida no superaba los 40 años en la mayoría de los países occidentales Hoy va entre los 77 y los 81 años.
    Acaso al terminar de leer el párrafo anterior te lamentes de haber nacido cuando lo hiciste y no hoy. No lo hagas. No todo el secreto está en vivir más. ¿Vivir mucho, acumular años en nuestra cronología, es de por sí vivir una existencia trascendente, henchida de sentido? Cuando hayamos respondido a este interrogante, veremos la vida como algo más que una suma de años.
    La semilla y el árbol
    Píndaro, un poeta griego que vivió cinco años antes de Cristo y que fue célebre por sus Odas, que componía en papiros, escribió: “El hombre debe llegar a ser lo que siempre ha sido”. ¿Qué crees tú que esto significa? Píndaro decía que en la semilla está el árbol, que la vida de cada uno de nosotros tiene, desde el comienzo, una razón y que la comprenderemos en la medida en que desarrollemos todas nuestras potencialidades. Somos semillas que tienen el árbol completo dentro de sí y necesitan las acciones y las condiciones que les permitan plasmarse. Cuando el árbol está en flor y en plenitud, es lo que siempre ha sido: aquello único, irremplazable e intransferible que estaba en la semilla. Como no hay dos semillas iguales, ni jamás las hubo, no existen dos personas idénticas, ni las habrá. Por lo tanto cada vida debe seguir su propio cauce y allí encontrará su sentido, que es también único. Mientras esto no ocurre nos sentimos insatisfechos, inquietos, a veces nos gana una desazón o un desconcierto que no sabemos a qué atribuir. “Lo tengo todo, decimos, una buena pareja, un buen trabajo, amigos, viajes, mi ordenador es de última generación, el móvil no para de llamar, mis niños están bien, hemos cambiado el coche hace apenas seis meses, ¿por qué no estoy en paz si nada me falta?”. Y, en ciertas situaciones, también nos preguntamos (o le preguntamos a diferentes pitonisas): “¿Qué será de mí?” O: “¿A dónde me llevará la vida”.
    Cambia las preguntas
    Víktor Frankl, gran pensador, médico, filósofo y psicoterapeuta austriaco que vivió entre 1905 y 1997 y pasó por circunstancias extremas en su vida (estuvo tres años en un campo de concentración) solía decir que aquellas preguntas nos confunden y angustian más de lo que nos aclaran. No somos nosotros, sostenía, quienes debemos hacerle preguntas a la vida. Es ella quien nos interroga: ¿Qué harás conmigo? ¿Qué sentido me darás? ¿Para qué estás en mí?
    La vida no nos hace esta pregunta con palabras, sino con situaciones, aquellas situaciones que, en el diario transcurrir, nos toca vivir. Nuestras respuestas, por lo tanto, tampoco pueden darse con palabras. Debemos responder con acciones. Cada acción es producto de una decisión y la serie de estas respuestas, engarzadas como las cuentas de un collar, ponen ante nuestros ojos la posibilidad de vislumbrar el sentido de nuestra vida, no de la vida en términos generales y abstractos, sino el de la nuestra, la de cada uno de nosotros, de manera específica y única.
    Así es que cuando pensamos en el sentido de nuestra vida, aquello que nos permitirá alcanzar la paz del corazón y la razón y la esencia de nuestro ser, antes que preguntarnos por qué vivimos y por qué estamos aquí correspondería que nos preguntáramos para quévivimos. Ese para qué adquirirá en cada individuo una expresión única y particular. Pero que siempre incluirá a los otros. El sentido de nuestra vida aparecerá en la medida en que podamos elevar la vista desde nuestro ombligo hacia el horizonte. Mientras está fija en el ombligo sólo nos vemos a nosotros. Cuando busca el horizonte aparecen los otros, el prójimo, el semejante, aquellos con quienes nos vinculamos, los que componen con nosotros la compleja, sutil y sagrada trama de lo humano. Eso que le da sentido a nuestra vida será, siempre y de un modo inevitable, algo que nos mejora y que mejora a los demás y al contexto en el que vivimos.
    El general Robert Baden Powell, un militar británico que hace un siglo creó los legendarios boy scouts, repetía esta consigna: “Trata de dejar el mundo un poco mejor de cómo lo encontraste”. Cada persona puede hacerlo. Algunas desde su trabajo o desde su arte, desde su profesión, desde el servicio que estén dispuestos a prestar, conduciendo a sus hijos a convertirse en seres libres, autónomos y con valores, trabajando por la Tierra, que es nuestra casa y nuestra madre.
    El agua y la sed
    Por cada ser humano existe un sentido de vida a desentrañar y expresar. Y es la responsabilidad de cada uno dar con él. Es algo que nadie puede hacer por ti. Y mientras no lo haces te sobrevuela aquello que se conoce como angustia existencial, una sensación de vacío o de “sin sentido”. Una extraña sed difícil de saciar. No la calman las cosas materiales que incorporamos y de las cuales nos rodeamos hasta el agobio, no la satisfacen las sucesivas relaciones que iniciamos y dejamos, no la atenúan las experiencias extremas que a veces consumimos una detrás de otra en el intento de “sentir”, “vibrar” o percibirnos “vivos”. Decía Frankl que la mejor prueba de la existencia y la necesidad del agua es la sed. Del mismo modo podríamos afirmar que la prueba de que es necesario descifrar y consagrar el sentido de cada vida es esa sensación de vacío y descontento que se instala cuando no lo hacemos.
    Para esto es esencial la voluntad de sentido. Aquello que nos induce a comprometernos, y aún sacrificarnos, para servir a nuestros seres queridos (sean o no parte de nuestra familia), a crear obras (de cualquier tipo) por las que sentimos inclinación y a adentrarnos en las áreas vitales de nuestro interés. Cuando hacemos esto se activan las áreas de confianza innata que existen en nosotros.
    La búsqueda del tesoro
    ¿Y cómo se busca el sentido? En primer lugar, y aunque parezca obvio buscando. Esto significa, preguntándonos por nuestras necesidades, por nuestras vocaciones más profundas, por nuestros vínculos, por aquellos intereses que nos ligan a los otros, por los servicios que podemos prestar.
    En segundo lugar, ampliando el campo de la búsqueda, sin contentarnos con una sola mirada, sino yendo más profundo en nuestros interrogantes. Se amplía el campo de la búsqueda cuando nos internamos en actividades, círculos, experiencias, lecturas, aprendizajes, exploraciones geográficas que nos han sido hasta ahora desconocidas. Si lo hacemos de una manera consciente y atenta, prestando atención a nuestros sentimientos, sensaciones, pensamientos y evocaciones, allí puede despuntar una pista acerca de algo que nos conecte con nuestra noción de sentido existencial.
    Por último, sabrás que estás conectándote con aquello que le da sentido a tu vida cuando percibas lo bello, cuando sientas que tu sensibilidad se amplía y se hace más fina, cuando comiences a percibir aquello que te une con los otros más allá de lo superficial, cuando eso que haces hacia o con los demás no lo haces en busca de devoluciones, recompensas o elogios, sino simplemente porque sientes que quieres hacerlo, que eso es lo que te llena. Lo que da sentido a tu existencia (sea lo que fuere) es siempre algo que mejora y preserva la vida como ese milagro que a todos nos involucra.
    Volvamos a la Medicina Anti envejecimiento y a la posibilidad de vivir cien años. ¿De veras te lamentas de no ser un bebé nacido hoy? Quizá no se trate de tener una vida corta o larga en términos cronológicos, sino de una existencia responsable, construida sobre valores ciertos, que hagan de cada uno de nosotros alguien bueno para el mundo en que nos toca vivir. Y ese mundo empieza en tu entorno inmediato.
    No importa cuánto dure, una vida con sentido es siempre importante y cada uno de sus instantes será eterno.